• #SeDiceFalda: ¿Cómo se vestía en la Revolución de Mayo de 1810?

    Buenos Aires colonial


    Los registros de la Buenos Aires colonial en cuanto a indumentaria se refiere, no son tantos. Lo  poco que hay vino de la mano de viajeros y sus bitácoras, de testamentos de mujeres de clase alta en donde con suerte, se detallan las pertenencias y los vestidos que tenía y de cartas de la época. Las esclavas y las que trabajaban en servicio no tenía propiedades generalmente por lo que no existen mucho recuento de lo que usaban o no, sabemos que las que estaban en hogares podían tener acceso a lo que sus patronas les daban mientras que las esclavas iban descalzas en muchos casos y usaban lo que sea que podían conseguir que no era mucho. 

    En el virreinato lo que llegaba eran las modas europeas, principalmente de España y Francia pero con la revolución francesa, se produjo un rechazo gradual de todo lo proveniente de francia y se empezó a adoptar el estilo inglés 

    En principio, las señoras patricias se mandaban a hacer la ropa al viejo continente pero como tardaba tanto, empezaron a optar por hacerla localmente. Había tres formas de conseguir ropa, o se compraba la tela y se mandaba a hacer a las costureras, se compraba ya hecha en las pulperías, uno mismo se podía hacer la ropa o se reciclaba de cosas hechas previamente tuyas o heredadas. Las mujeres de clases altas recurrian a la ropa a medida mientras que las clases más bajas combinaban los otros métodos. Si bien durante el virreinato existía un monopolio con españa, sabemos que el contrabando era algo importante y permitió que llegaran distintos tipos de telas de Inglaterra, Estados Unidos u Oriente que ampliaron los guardarropas de las señoras.


    Buenos Aires revolucionaria 


     Para la Revolución de Mayo en 1810, el vestido que se usaba no era el que conocemos de los actos escolares sino, el modelo de corte imperio impuesto por Josefina de Bonaparte. La tela era liviana, algodones muy finos, gasas o muselinas en colores pálidos. La silueta con el miriñaque y la falda amplia es algo que no se usa hasta la época de Rosas veinte años más tarde (o más). Las mujeres llevaban los vestidos más cortos, se veian los tobillos y esto era para evitar que los ruedos se ensuciaran (tanto) ya que las calles eran de tierra y muchas veces llenas de barro. En la cabeza la mantilla para ir a misa era obligatoria, esto es algo que vino desde españa y se siguió usando bastante más aún luego de 1810. Hay algunas, pinturas donde se ve esto como en esta donde vemos a la primera vez de la entonación del himno argentino el 1813 en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson y podemos apreciar la silueta imperio.

    ¿Por qué hay tanta confusión con la iconografía de la “Dama Antigua”?  Lo cierto es que las mujeres de la revolución están completamente invisibilizadas, las que asistieron al cabildo miraban de afuera y no estaban en la mesa grande junto a los patriotas. Hay una mayor proliferación de imágenes de la época Rosista que anteriormente y muy probablemente cuando se quiso reconstruir la historia y ayudar a la formación de la identidad nacional, fueron esas imágenes las que se tomaron como referencia. Que no tengamos datos de éstas mujeres de la revolución no significa que no hayan participado. Las mujeres abrieron sus casas para las tertulias y fueron clave en los procesos pero como mucho de esto tuvo que ser mantenido en secreto, no quedan muchos registros.

    La ropa en ese momento indicaba muy bien los estratos sociales y a qué sector pertenecía cada uno. Los de chaqueta eran artesanos, pulperos o comerciantes pero los de levita o frac eran los ricos, los dirigentes, y todos los próceres. La prenda del pueblo más común, que igualmente era usada por todos, era el poncho y existían distintos tipos de tejidos regionales. Mucha gente andaba descalza 


    La llegada de los peinetones


    La historia de las peinetas es tan interesante como controversial. El peinetón es una derivación de la peineta española y de la peineta francesa cuello de jirafa que las mujeres usaban al rededor de 1815 así que ni si quiera en el momento de la revolución esto era algo que estaba en los plantes. En 1823, procedente de España, arribó a la ciudad de Buenos Aires Mateo Masculino, fabricante de peines de marfil y peinetas de carey. A partir de este momento fueron varios los artesanos de este oficio que se instalaron en la ciudad, si bien se le adjudica la popularidad a él, fue también trabajo de las mujeres popularizarlo. 

    La demanda de este accesorio de lujo hizo que se activara todo un mercado en relación con el carey y obviamente hizo que la materia prima aumentara el valor. Con el paso del tiempo las peinetas quedaban desactualizadas en su tamaño y estos mismos talleres ofrecían un servicio de modernización en donde le agregaban nuevas partes de carey y  un nuevo moldeado. El peinetón fue entre 1832 y 1836 el último grito de la moda entre las porteñas: algo que no pasó en otro lado de la región o del mundo siquiera. 

    La llegada de los peinetones trajo consigo una industria entera, gente que los fabricaba, que los reparaba, los que traían la materia prima e incluso aparecían en los diarios avisos de peinetas robadas.  Existía una versión más económica, realizada en asta, cuerno de vaca, que abarataba los costos por tratarse de un ‘fruto del país’ e imitaba muy bien la textura del carey rubio.

     


    Peinetones y política: Unitarios y Federales


    El peinetón se había vuelto un objeto de deseo, tanto mujeres unitarias como federales querían hacerse de éstos accesorios codiciados. Con el primer gobierno de Rosas en 1829, los peinetones empezaron a aumentar de tamaño. El crecimiento económico, a partir del primer período federal, conllevó el nacimiento de una nueva clase social, la ganadera, que pudo afrontar el consumo a gran escala de este tipo de artículos. El uso los peinetones XXL por parte de una mujer, daba cuenta de su situación en la escala social y del poder económico y político de su padre o de su esposo. Hacerlos era muy caro, la materia prima era muy cara y no cualquiera podía acceder a ellos. Las leyes suntuaria que abarcaron todos los ámbitos del vestir y fueron clave en los tiempos rosistas. Estas leyes tuvieron un carácter regulador de las relaciones sociales entre los individuos y entre éstos y el Estado.  

    El uso del peinetón fue muy importante porque registró la presencia de mujeres interesadas en una participación más activa en la política, cuando históricamente habían estado relegadas el ámbito al hogar y no se les daba ningún reconocimiento político. No existían los mismos derechos que hoy y la indumentaria era la forma que tenían de expresarse. Pronto, los peinetones comenzaron a ser un simbolo de la mujer federal con la silueta del Restaurador tallada o frases como Viva la Federación”, ayudó a visualizar la idea de que las mujeres debían tener un papel participativo en el proceso de construcción nacional. 

    La indumentaria durante los tiempos de Rosas fue fundamental: el rojo punzó como identidad y la figura tanto de Rosas como de su esposa Encarnación Ezcurra circularon en los interiores de galeras, en collares, en cintas, prendedores y demás accesorios tanto de hombres como de mujeres y obviamente en los peinetones también.

    Cuando las mujeres llevaron su visión de independencia a las calles, la prensa no tardó en ridiculizarlas y recordarles que “su lugar” estaba en la casa. Como su precio era tan elevado se las trataba de prostitutas a quien sea que no solo deseara uno sino quien lo llevara también, a partir del  segundo gobierno (1835-1852), el uso del peinetón comenzó su declive y terminó por no usarse más. Me parece importante recordar que esto no solo fue real sino que fue uno de los primeros indicios de moda nacional y no importada. Al mismo tiempo, nos sirve para entender cómo la moda siempre es una respuesta a los acontecimientos sociales y políticos de la época y nunca está aislada.

     

     

    Bibliografía

    “Pasado de modaExpresiones culturales y consumo en la Argentina”,  Susan R. Hallstead y Regina A. Root (2010)

    “Vestir la nación: moda y política en la Argentina poscolonial”,  Regina A. Root (2014)

    Siglo XIX. De los peinetones de Bacle a la caricatura política. Marcelo Marino

    Museo Nacional de la Historia del Traje. y Archivo General de la Nación

     

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    2 Comentarios

    1. Mariana
      julio 24, 2020 / 10:59 pm

      Súper, súper súper, interesante de leer; y adictiva como el azúcar, tu página.

    2. Angelica
      diciembre 21, 2021 / 12:49 am

      Gracias Lessie! Me ayudaste un montón para un final de la facu <3

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